miércoles, 22 de octubre de 2014

Ideas en la buena dirección

Históricamente la escuela ha experimentado cambios, tras los primeros años en los que era para unos pocos, una elite de alumnos con familias implicadas en la cultura que estimulaban a todos sus miembros a través de sus actos a la hora de escribir, leer, acudir al teatro, etc.

Con el inicio de la democracia se produjo una alfabetización en masa vacía, todo el mundo era instruido, dando lugar a una situación peor: la gran mayoría tenía las capacidades pero no las usaba. Acusaba la falta de apoyo en el entorno familiar, analfabetismo funcional, como indica Tonucci.
Tonucci desde la sede en Ibiza
Además se introdujo una separación entre los que iban a estudiar y los que no, con una selectividad se encauzaban los alumnos en estos dos grupos diferenciados.

Curiosamente el siguiente cambio se centro en la selectividad, retraso su momento para así no excluir a nadie del proceso, alargar su periodo de aprendizaje y su posible reincorporación. Lo cual nos llevo a una situación donde los que estudiaban repetían los mismos conceptos y los que no estudiaban abandonaban los estudios con frecuencia debido a conceptos carentes de utilidad en sus vidas.

Actualmente se duda de la supervivencia del caro organismo sin competitividad económica para sus trabajadores que es la escuela.
Se crean leyes como reforma, pero al margen de los profesores, dejando clara la desconfianza del gobierno en sus fuerzas sociales.
Desde las familias se pide más a la escuela, debe compensar las deficiencias sociales de la familia. Pero los medios de comunicación o internet se encargan de quitarle peso a esta institución, pretende ser referente cultural y se queda sola en la causa al verse sin el apoyo adecuado.

La escuela de y para todos, debe remarcar la igualdad entre las personas, actuar en asociación con los demás organismos, instituciones, comercios, empresas...
En cooperación puede desarrollar capacidades de alumnos, como monopolio se hundirá.

Escuela constructiva significa implicación por parte de todos en beneficio de los niños. Centrar en ellos la atención y el esfuerzo, al igual que en una empresa de éxito suele centrarse en los clientes.
Significa establecer al profesor la cualidad de profeta, que vea en los ojos de los niños las ideas que transmitan y deje claras para ellos las visiones borrosas que reciba. (L'obedienza non è piú una virtú. Lorenzo Milani, 1967 y ¿Qué significa ser niño hoy? pag. 7).

Significa estar abiertos, vivos para los niños, aprender de ellos y con eso trabajar competencias para toda la vida.
Significa que cada alumno aporte su visión particular, escuchada y entendida en el lenguaje o expresión que elija.
Compartir esta visión con los demás, de modo que enriquezca con ella.

A modo de conclusión mí escuela debe ser cuidada y querida. Abierta a todo el mundo, dando lugar a grupos ricos y diversos. Tiene que implicar a cada miembro de la clase en los intereses comunes.

Para ello tendremos alumnos como protagonistas, pasando de tener al profesor como protagonista total en las aulas, a entender al alumno como el responsable directo de su educación, dejando al profesor en un segundo  plano.

Imagino un profesor para todo, aconsejado por diversos profesionales, a modo de un programa de televisión, tiene la atención, pero la acción no corresponde solo a él.
Implicado y abierto, mostrando virtudes y defectos. Liderando el futuro de los alumnos.
Superhombres de la enseñanza sin olvidar su lado humano.

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