martes, 9 de diciembre de 2014

Evaluación


Para terminar, tras las entradas teóricas anteriores, hoy abordaremos la evaluación.

Las ideas mostradas por Zabala, Arnau y Sanmartí nos dejan un esquema mental claro sobre lo que representa una evaluación a nivel general. Como siempre vamos a detenernos en nuestros aspectos, los más llamativos a nuestros ojos. Completando en esta ocasión con las ideas de Jordi Adell y José Luis Castillo.

La idea inicial en las lecturas no dista mucho de la propia, evaluar mediante pruebas escritas, con tiempo limitado y dejando al aire contenidos; todos aquellos que no puedan ser medidos con este examen. Aquí empieza el cambio.

No es solo que deja contenidos sin evaluar, sino que lo importante es pasar este examen y sobre todo su nota, con la que podré obtener cierto estatus social dentro y fuera del aula. Es triste que sean las familias las que favorecen este tipo de sintetización diabólica.
¿Qué nota has sacado? / ¿Qué has aprendido hoy, con quien, cómo?
Estas pruebas, asignando un número, etiquetan en un examen final todo el proceso de un año. En unas olimpiadas o un campeonato mundial puede ser hasta llamativo y entretenido. No hay problema en dejar por el camino a tal cantidad de gente y sólo centrarse en los mejores, el objetivo no es enseñar. No ocurre lo mismo en la enseñanza, es fácil advertir la influencia negativa.

Las notas no pueden ser un incentivo al estudio, la complejidad de una enseñanza para la vida debe reflejarse en una evaluación.

El proceso de observación del profesor debe ser grande, tan grande como puede llegar a ser el dominio de una competencia de un alumno usando una evaluación adecuada:
  • Si entiende que hay algo que le frena
  • Si entiende como puede estar con los demás, si alguien le muestra qué puede hacer
  • Seleccionará un esquema(s) de actuación.

¿Quien no desea interaccionar en grupo? Quizá lo importante sea no sentirse observado...
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Es importante evaluar actitudes, situando a los alumn@s frente a situaciones conflictivas, de la vida real, donde poder comprobar su funcionalidad sin que noten la observación: evitamos aprender "lo que se va a evaluar".
Este proceso cobra una utilidad absoluta (orientadora) y a la vez desvirtúa su importancia:
  • Estableciendo contenidos significativos para el alumno y el profesor
  • Útil al profesor: conocer que se ha aprendido.
  • Útil al alumn@: se produce aprendizaje, no una marca (como al ganado).

Los límites los ponemos nosotros (profesores y alumnos). Los cambios en la evaluación generan cambios en la metodología, en la asociación dentro de clase, en el concepto anticuado actual de lo que significa aprender...

Los profesores son uno más en la enseñanza. El aprendizaje corresponde al alumno (enseñanza-aprendizaje de competencias), pero es el profesor quien aprende de los alumnos lo qué necesitan, qué han aprendido y qué podemos mejorar en futuros aprendizajes similares. Adaptado a las necesidades de lo que exista en clase.

Tras la idea sobre evaluación (inicial, final o continua) en la que en mi cabeza había un cúmulo de pruebas finales, no escritas pero sin dejar de ser eso, ahora entiendo otro proceso paralelo al del aprendizaje del alumn@, observando, aprendiendo de ell@s, aprendiendo a evaluarl@s, entenderl@s y comprender sus naturalezas. Por suerte espero contar con cierta experiencia previa de los tutores.


martes, 2 de diciembre de 2014

+ Zabala

Esta nueva entrada sobre Zabala nos impregna del sentimiento globalizador que debe transmitir nuestra enseñanza en las aulas.

Tras la anterior, donde quedaba clara la idea de competencias, ahora entendemos un poco más acerca de la metodología a emplear en estas, su carácter metadisciplinar.

Cómo gestionar correctamente las variables metodológicas, en la enseñanza de las competencias, para lograr una adquisición de actitudes deseada, para y por nuestros alumnos (partícipes en la elección de contenidos y objetivos).
Y por supuesto sin olvidar no perdernos en los proyectos de materiales curriculares.

La lectura de los capítulos deja un cumulo de ideas, ciertamente considerable. Por ejemplo la distribución anticuada de contenidos en materias. Al aparecer de componentes ajenos a estas o relacionados entre varias surgen dificultades.
Por suerte tan pronto se refleja el problema Zabala nos da la solución... pero claro, nosotros no debemos reflejar esta analogía en el aula, debemos planificar un tiempo dedicado al análisis y la reflexión. Agrupar y desagrupar hasta encontrar la formula correcta en la que englobar a todos y al individuo.

En el caso del problema anterior hay que construir áreas nuevas, apoyándose en las anteriores, y que recojan las competencias (disciplinares, inter o meta). Entiendo el concepto pero ciertamente se me escapan cosas. No poseo ni las habilidades ni la experiencia como para aplicarlo. Ciertamente frustrante.

¿Por qué no podemos avanzar y lanzarnos ya al ensayo y error? ya se ha creado la aproximación a la realidad que plantea dudas, deben ser resueltas, quiero aplicar mis esquemas de actuación y por supuesto hasta sentirme satisfecho.

La verdad que tampoco tengo claro si quiero ser alumno o profesor en este proceso tampoco creo que importen tanto... Al menos así lo veo yo. Sí, los alumnos tienen que demandar materiales curriculares para sus proyectos en los que se vean reflejada su realidad. Y sí, los profesores tienen que ser capaces de construir, colaborando con ellos, proyectos adaptados a sus necesidades, variando recursos y fomentando su autonomía, creando y promoviendo canales de comunicación y valorando su esfuerzo.
Así es, estas diferencias no son tan grandes.

En cuanto a la autonomía quiero hacer mención a las ideas de Jurjo transmitidas en su presentación en la sede de Ibiza de la UIB.

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Si bien las ideas con Zabala son extensas, con Jurjo podemos decir que no se acaban. Dentro de ese incesante chorro de sabiduría, para mí las ideas globalizadoras que el transmitió eran totalmente negativas, él las ve como un cáncer en la enseñanza actual. Nos llevan a volvernos menos sociales, pensar en números y dejar de lado las artes (lectura obligatoria en castellano con Irene).

En cuanto a la autonomía, entiendo que se tiene que alcanzar, pero no como pensaba incluso yo mismo para no depender de los demás. Ser autónomo significa tener un sentido común, que puede ser compartido, pero capaz de ser crítico frente a una realidad compleja, comprenderla y participar en ella. Esa es la conexión entre ambos autores. Ambos abogan por el sentido común y la formación de seres humanos.

Por mucho que nos pongan números, nos manejen usando miedo, nos separaren con medios de comunicación apersonales, aislando... ¡hay emociones! no tienen lengua, ellas nos unen. Viva cualquier forma de expresión o arte que permita conectar.


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